Liga Chilena

Fue el fichaje más caro en la historia de la U de Chile, Sampaoli lo pidió y ahora no tiene para vivir

Fue pedido por Sampaoli para la U de Chile y fue un fracaso, ahora tocó fondo y no logra salir

Por Mateo Garzón

Jorge Sampaoli (Foto tomada de: Ministerio/Central/Wikipedia)

Eduardo Morante tuvo un paso fugaz y malo por la U de Chile, aunque se lo recuerda por ser el fichaje más caro del equipo. Tras dejar el fútbol, le tocó vivir al día y jugar para equipos barriales. Incluso en una escuela de fútbol, pues una demanda le arruinó la vida y no le dejaba ni salir del país.

La historia de Eduardo Morante en Universidad de Chile es un recordatorio de lo voluble que puede ser el fútbol. El defensor ecuatoriano, que llegó a la U en 2012 como el fichaje más caro en la historia del club hasta ese momento, pedido expresamente por Jorge Sampaoli, hoy vive una realidad muy distinta. De cobrar un salario millonario a jugar fútbol barrial para subsistir en Ecuador, la vida de Morante ha dado un giro radical.

Morante aterrizó en Santiago con la etiqueta de estrella. Proveniente de Emelec y con experiencia en la selección ecuatoriana, el espigado defensor central de 1,88 metros prometía ser el baluarte de la zaga azul. La U desembolsó la entonces considerable suma de 2 millones de dólares por el 80% de su pase, una cifra que generó grandes expectativas entre los hinchas. Sampaoli lo veía como la pieza que le faltaba para consolidar su proyecto.

Sin embargo, el paso de Morante por la U fue un rotundo fracaso. Las lesiones y el bajo rendimiento marcaron su estadía en el club. Apenas disputó un par de partidos y su aporte fue prácticamente nulo. Lo que se esperaba que fuera una inversión se convirtió en un dolor de cabeza para la directiva y una decepción para la afición.

El declive tras su paso por la U

Tras su fallido paso por la U, la carrera de Morante nunca volvió a ser la misma. Regresó a Ecuador, donde jugó en varios clubes sin lograr recuperar el nivel que lo había traído a Chile. Las lesiones persistieron y su rendimiento fue decayendo progresivamente. En 2017, a los 29 años, se vio obligado a retirarse del fútbol profesional en Fuerza Amarilla.

Pero el declive de Morante no se limitó al ámbito deportivo. El exdefensor se vio envuelto en problemas económicos, incluyendo una demanda por derechos de representación que lo afectó considerablemente. Según reportes de prensa ecuatoriana, Morante declaró estar insolvente y con dificultades para salir del país.

El presente: fútbol barrial para sobrevivir

La realidad actual de Eduardo Morante es cruda y contrasta fuertemente con sus años de gloria. Para subsistir, se dedica a jugar fútbol barrial en Ecuador. Lejos de los estadios llenos y los contratos millonarios, Morante ahora juega por necesidad, buscando obtener ingresos para mantener a su familia.

Esta situación refleja las duras realidades que enfrentan muchos futbolistas una vez que su carrera profesional llega a su fin. La falta de planificación financiera y las malas decisiones pueden llevar a situaciones económicas precarias, incluso para aquellos que alguna vez disfrutaron de grandes fortunas.

Un recordatorio de la fragilidad del éxito

La historia de Eduardo Morante es un recordatorio de la fragilidad del éxito en el fútbol. Un jugador que llegó a ser el fichaje más caro en la historia de la U, con el respaldo de un técnico como Sampaoli, terminó jugando fútbol amateur para sobrevivir. Su caso sirve como una lección sobre la importancia de la preparación, tanto dentro como fuera de la cancha.

La historia de Morante también pone de relieve la necesidad de un mayor apoyo a los futbolistas en la transición hacia el retiro. Muchos jugadores se encuentran desamparados una vez que cuelgan los botines, sin las herramientas necesarias para afrontar una nueva etapa en sus vidas.

El caso de Eduardo Morante es una historia triste, pero real, que invita a la reflexión sobre las luces y las sombras del fútbol profesional. Un talento que se apagó prematuramente y que hoy lucha por salir adelante en circunstancias muy diferentes a las que alguna vez experimentó. Su paso por la U, aunque breve y decepcionante en lo deportivo, dejó una huella imborrable, aunque no precisamente la que se esperaba.

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