Por Santiago Rojas
La llegada de figuras internacionales como Paolo Guerrero y Arturo Vidal a las ligas de Perú y Chile, respectivamente, ha sacudido el panorama futbolístico de ambos países, no solo por el impacto deportivo sino también por las cifras económicas involucradas en sus contrataciones.
Guerrero, al unirse a la Universidad César Vallejo, ha establecido un nuevo precedente en el fútbol peruano, no solo por las medidas de seguridad excepcionales a su favor, sino también por un salario estimado en 120.000 dólares mensuales.
Esta cifra lo posiciona como el futbolista mejor remunerado de la Liga 1 de Perú, reflejando el esfuerzo considerable del club por integrarlo a su proyecto deportivo.
Por otro lado, Arturo Vidal regresa a Chile después de una exitosa carrera en Europa para firmar con Colo Colo, el club de sus amores. El acuerdo por una temporada con un sueldo que rondaría los 100.000 dólares mensuales, aunque significativamente más bajo que sus ingresos anteriores, aún lo convierte en el jugador mejor pagado de la liga chilena.
Este salario, el más bajo que Vidal ha recibido en los últimos 20 años, subraya su disposición para contribuir al fútbol de su país, marcando un gesto de compromiso más allá de las retribuciones económicas.
Estas cifras no solo hablan del valor que Guerrero y Vidal tienen para sus respectivos equipos, sino que también destacan la capacidad de los clubes en Perú y Chile para atraer y mantener a jugadores de talla mundial. Mientras Guerrero disfruta de beneficios como un carro blindado y un avión privado, cortesía de la Universidad César Vallejo, Vidal asume un rol de liderazgo en Colo Colo con la esperanza de impulsar el rendimiento del equipo y atraer más atención hacia el campeonato local.
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