Por Santiago Rojas
Desde la aparición de la ‘Generación dorada’, fueron varios los jugadores que posteriormente crecieron futbolísticamente con la presión de seguir el camino diseñado por aquellos jugadores que cambiaron la historia del fútbol chileno. En todos los equipos hay historias de futbolistas que prometían más de lo que consiguieron.
Hace algunos días salió a la luz la realidad de Bryan Cortés, volante de Cobreloa que debutó con solo 18 años y se le comparó de inmediato con Charles Aránguiz, porque además siguió una carrera similar. Luego de llamar la atención con los loínos en torneos internacionales, llegó a Universidad de Chile, pero su camino fue en picada.
Ahora jugó por un equipo amateur en Copa Chile, en lo que él señaló como su despedida del fútbol. En 2022, y con apenas 32 años, jugó su último torneo profesional con Recoleta en la Primera B, pero las lesiones le impidieron tener continuidad y al no recibir ninguna oferta para continuar, decidió volver a Calama y olvidar el fútbol.
Un caso similar es el de Sebastián Toro. El futbolista que recién se empina por los 32 años también dejó la actividad y hoy se dedica completamente a su constructora, con la que toma proyectos en la Región Metropolitana y solo juega el fútbol cuando lo invitan sus amigos, y como lo hizo hace algunas semanas Esteban Paredes.
Sebastián Toro prometía mucho en Colo Colo, incluso consagrándose campeón muy joven, pero su falta de disciplina lo privó de tener una carrera como la de Arturo Vidal, con quien lo comparaban por su actitud en la cancha y por ser defensores con buen pie en un inicio. Su último partido con la camiseta alba fue en la despedida de Esteban Paredes, donde fue invitado.
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