Por Víctor Martínez
El mal momento de Universidad Católica coincide con la crisis del fútbol chileno. La falta de estadios, el nivel de las canchas y terrenos de juego y los graves incidentes que se dan dentro y fueras de los estadios tienen a nuestro balompié en un estado lamentable. La violencia tiene secuestrado al fútbol.
Por otra parte, Universidad Católica continúa con su mal momento deportivo, que tiene en serio cuestionamiento la continuidad de Ariel Holan. Cuando se cumple un año desde su regreso a la tienda cruzada, lo cierto es que su campaña y el rendimiento futbolístico dista mucho de lo que sus hinchas desean.
En este contexto en el que se llegó a una nueva versión de nuestro clásico universitario, que esta vez se iba a disputar en el bello estadio Alcaldesa Ester Roa Rebolledo de Concepción con un aforo permitido de 22 mil personas, solo con hinchas de la Universidad de Chile. A pesar de los obstáculos se esperaba un gran partido.
Pero los hinchas azules quisieron otra cosa y el encuentro fue suspendido a los 31 minutos de juego por el lanzamiento de bengalas, petardos y bombas de estruendo a la pista atlética, afectando al cuarto árbitro y a un trabajador audiovisual de la cadena que transmite el partido por televisión, lo que obligo al árbitro del partido a suspender el encuentro.
Ante este escenario, Ariel Holan puede respirar aliviado, puesto que una derrota iba a significar su salida del banco de Universidad Católica, y con el nivel que alcanzó a mostrar en los 31 minutos de partido, siendo dominado por la Universidad de Chile, no habían muchas esperanzas de poder ganar el clásico.
22/12/2024
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