Por Santiago Rojas
Si bien Mauricio Pellegrino logró conseguir todos los objetivos planteados por la dirigencia, la imagen que dejó para la hinchada no fue del todo positiva sobre el final de la primera rueda, ya que los tres partidos consecutuvos sin conocer la victoria, que los relegó al sexto lugar, calaron hondo en un hincha que comenzaba a entusiasmarse.
El buen comienzo que tuvo Universidad de Chile le abrió el apetito a una fanaticada que en un comienzo se veía satisfecha con ver a un equipo sólido defensivamente que ahora ganaba los partidos que hasta hace poco perdía, sin embargo, sobre el final, comenzaron a caer las primeras críticas por el juego del equipo, un tanto defensivo.
Mauricio Pellegrino fue el depositario de alguna de aquellas críticas, porque nunca pudo dotar al equipo de la rebeldía necesaria para imponerse en los partidos más apretados, donde la solidez defensiva no era suficiente. El entrenador acusó recibo de las críticas y comenzó rápidamente a negociar con la dirigencia sobre la posibilidad de potenciar el plantel.
Para abrirle espacio a los nuevos futbolistas que debiesen llegar al conjunto azul, que podrían ser hasta 4, el entrenador argentino también comenzó a elaborar una lista con los jugadores prescindibles, que no serían más tomados en cuenta por el resto de la temporada, donde destacaban casi solamente formados en casa.
En la lista elaborada por Mauricio Pellegrino estarían jugadores como Franco Lobos, Mauricio Morales y Luis Felipe Gallegos. El primero, Franco Lobos, se marcharía del equipo muy molesto con el entrenador argentino por su falta de oportunidades. El atacante dejaría Universidad de Chile para fichar por 18 meses por Unión La Calera.
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