Por Santiago Rojas
La historia del fútbol mundial siempre ha estado plagada de relatos sorprendentes, pero en los últimos años uno que ya aparece de manera más común es ver a entrenadores, que no solo no tuvieron una carrera como futbolista, sino que, además, debutan siendo aún más jóvenes que los mismos jugadores que dirigen.
En Chile hemos tenido ejemplos de técnicos jóvenes que han dejado huella. Paqui Meneghini sorprendió al debutar como entrenador de Unión La Calera con solo 32 años. Por su parte, Diego Martínez, con apenas 27 años, consiguió el ascenso a segunda división con Provincial Osorno. Sin olvidar a Nicolás Nuñez, quien con 36 años asumió el mando de Magallanes, logrando llevarlo a la Primera división y conquistando incluso la Copa Chile.
Sin embargo, recientemente, otro nombre ha acaparado los titulares a nivel internacional: Joe Armas. El joven entrenador ecuatoriano ha sido el artífice del notable ascenso del Imbabura Sporting Club, que tras golear 4-0 a Macará en la Serie B de Ecuador, logró su paso a la LigaPro Serie A para 2024.
Armas, ex jugador juvenil de equipos como Deportivo Quito y Liga de Quito, decidió seguir su pasión por el fútbol desde el banquillo. Con solo 17 años, comenzó su formación en dirección técnica y administración deportiva, para luego trasladarse a España en busca de perfeccionamiento. Para sobrevivir, trabajó arduamente como albañil y, a la par, realizó maestrías y pasantías en clubes europeos de renombre, como Ajax, PSV Eindhoven, AZ Alkmaar, Athletic Club de Bilbao, Leganés y Real Madrid.
El 2021 marcó su retorno a Ecuador para dirigir al Imbabura SC, equipo que en poco tiempo pasó de la Segunda Categoría a la Serie B, y posteriormente, a la máxima categoría del fútbol ecuatoriano. Pero eso no es todo, en 2022, bajo su mando, el club logró una hazaña al eliminar en Copa Ecuador al poderoso Liga Universitaria Deportiva de Quito.
La emocionante travesía de Joe Armas, quien no solo es el técnico sino también el director deportivo y gestor de las categorías inferiores en Imbabura, demuestra que, con pasión, esfuerzo y dedicación, se pueden alcanzar los sueños más ambiciosos.
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