Por Mateo Garzón
La FIFA pidió a Chile que para el Mundial Sub-20 quitaran las rejas de los estadios para que no parezcan celdas. Esto disgustó al ente y en el país organizador, pues ahora tendrán que gastar más plata en esto. En La Roja no han venido buenas noticias, pues también le prohibieron la sede de Viña de Mar para esta competencia.
La organización del Mundial Sub-20 de 2025 en Chile ha sufrido un nuevo revés. La FIFA ha exigido a nuestro país una serie de modificaciones en los estadios que albergarán el torneo, entre las que destaca la eliminación de las rejas que separan a las distintas tribunas. Esta medida, aunque necesaria para cumplir con los estándares internacionales, ha generado polémica y debate en el fútbol chileno.
La FIFA ha sido clara en su postura: los estadios chilenos, caracterizados por sus rejas y divisiones, no cumplen con los requisitos de seguridad y comodidad que se exigen para un evento de la magnitud de un Mundial. "A la FIFA le llamó mucho la atención que los estadios de Chile estén llenos de rejas, con grandes colchones de seguridad, con vallas en todos lados. Lo primero que piden es que no existan rejas", señaló Felipe de Pablo, director del comité organizador, en una reciente entrevista.
La presencia de rejas en los estadios chilenos es una característica arraigada en nuestra cultura futbolística. Históricamente, estas estructuras se han utilizado para separar a las barras bravas y evitar enfrentamientos violentos. Sin embargo, la FIFA considera que estas divisiones generan una sensación de encierro y no contribuyen a un ambiente festivo y seguro para los espectadores.
La decisión de la FIFA ha generado diversas reacciones en el mundo del fútbol chileno. Mientras algunos expertos y hinchas consideran que es una medida necesaria para modernizar los estadios y garantizar la seguridad de los asistentes, otros argumentan que las rejas son una medida de seguridad efectiva y que su eliminación podría generar nuevos problemas de violencia.
Este nuevo requerimiento de la FIFA recuerda lo ocurrido con la candidatura de Viña del Mar para ser sede del Mundial Sub-20. En su momento, la ciudad jardín fue descartada por no cumplir con los estándares exigidos por el organismo rector del fútbol mundial. Uno de los principales motivos fue la imposibilidad de realizar las modificaciones necesarias en el estadio Sausalito para adaptarlo a las nuevas normativas.
La eliminación de las rejas implica una serie de desafíos para los clubes y las autoridades chilenas. En primer lugar, se deberán realizar importantes inversiones para modificar las infraestructuras de los estadios. Además, será necesario implementar nuevos protocolos de seguridad para garantizar la convivencia pacífica entre los hinchas.
Más allá de la polémica, la decisión de la FIFA representa una oportunidad para que el fútbol chileno se modernice y se adapte a los estándares internacionales. La eliminación de las rejas puede contribuir a crear un ambiente más festivo y seguro en los estadios, lo que a su vez podría atraer a más público y generar mayores ingresos para los clubes.
En definitiva, la exigencia de la FIFA de eliminar las rejas en los estadios chilenos es un desafío que el fútbol nacional deberá afrontar. Si bien la medida puede generar cierta resistencia, es fundamental que todos los actores involucrados trabajen en conjunto para encontrar soluciones que permitan cumplir con los requisitos de la FIFA y, al mismo tiempo, garantizar la seguridad y la comodidad de los hinchas.
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