Por Santiago Rojas
Los dirigentes de Colo Colo trabajan bajo presión para conseguir los dos refuerzos restantes que pidió Gustavo Quinteros. Si bien ambas llegadas estarían supeditadas al futuro del equipo en Copa Libertadores, el directorio no querría perder tiempo porque sabe los problemas a los que se pueden exponer.
Este jueves 29, Colo Colo enfrentará a Deportivo Pereira con la clara posibilidad de meterse en los octavos de final de la Copa Libertadores. Si los albos ganan en el Estadio Monumental y Monagas no logra derrotar a Boca Juniors en la Bombonera, el cuadro nacional estará en la segunda ronda del certamen internacional.
Luego del triunfo de Colo Colo ante Deportivo Cali, el pasado domingo, Gustavo Quinteros fue enfático en aclarar que espera utilizar los tres cupos de incorporaciones de los que disponen en esta ventana de transferencias. El primero ya fue ocupado con Óscar Opazo, quien viene a reemplazarse a sí mismo, según dijo el DT.
Los otros dos puestos son hombres de ataque. Un externo o volante con llegada, que reemplazaría a Marco Rojas, y un centroatacante, que es la prioridad de Gustavo Quinteros ante la falta de gol del equipo. Acá es donde se ocasionaría un problema, ya que, debido a la necesidad, el nuevo atacante vendría con el sueldo más alto del plantel.
El futbolista que arribe a Colo Colo vendría recibiendo un sueldo que sobrepasa los 35 millones de pesos, posicionándose en la escala más alta de la masa salarial del equipo. Los nombres que barajaría Colo Colo a esta altura son los de los chilenos Diego Rubio, Ángelo Sagal y el argentino Lucas Di Yorio. Entre esos tres saldría el refuerzo, quien llegaría con el problema de desestabilizar económicamente el camarín.
10/12/2024
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