Por Mateo Garzón
Jorge Almirón primero quiere tener listo el plantel principal y después empezar a incluir al juvenil y cumplir la Regla Sub-21. Esto en principio es un problema, pues la temporada pasada, sobre el final, el Cacique tuvo que cumplirla por obligación. Por ahora, los resultados no han sido favorables para los albos y por esa razón las críticas han aparecido.
Francisco Marchant emerge como la pieza clave para que Jorge Almirón cumpla con la regla Sub-21. Su condición de jugador de 18 años le otorga una ventaja estratégica crucial: cada minuto que disputa en el campo de juego se contabiliza doble. Esta particularidad convierte a Marchant en una solución eficiente para sumar los minutos requeridos por la normativa, permitiendo a Almirón equilibrar la experiencia del plantel principal con la necesidad de cumplir con la regla Sub-21.
La experiencia de la temporada pasada, donde Jorge Almirón se vio obligado a recurrir a varios juveniles como titulares en los partidos finales para cumplir con la regla Sub-21, plantea un escenario que podría repetirse en la presente temporada. La estrategia de Almirón de priorizar el plantel principal y postergar la inclusión de los jóvenes talentos aumenta el riesgo de llegar a los partidos finales con la necesidad de sumar minutos Sub-21 de manera urgente. Esta situación podría generar presión sobre el equipo y afectar su rendimiento en momentos decisivos.
La improvisación en los partidos finales, cuando la presión por cumplir con la regla Sub-21 es máxima, puede tener consecuencias negativas en el rendimiento del equipo. Los jugadores juveniles, que no han tenido rodaje a lo largo de la temporada, podrían no estar preparados para afrontar la exigencia de partidos decisivos. Esto podría generar errores y falta de coordinación, afectando el funcionamiento del equipo.
El año del centenario de Colo-Colo añade una capa extra de presión sobre Jorge Almirón. La hinchada alba espera que el equipo celebre este hito con títulos y un rendimiento excepcional. La exigencia es máxima, y cualquier error o resultado adverso será magnificado. Almirón deberá gestionar la presión y motivar a sus jugadores para que rindan al máximo nivel. La historia del club y la expectativa de la hinchada convierten este año en un desafío único para el técnico argentino.
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