Por Santiago Rojas
La carrera de Gustavo Quinteros, marcada por altibajos tanto en Chile con Colo Colo como en Ecuador, con la selección nacional, enfrenta ahora dificultades en su natal Argentina, específicamente en su rol como director técnico de Vélez Sarsfield.
A pesar de que su equipo mantiene una racha invicta de siete partidos, incluyendo una victoria de último minuto contra Rosario Central, la aceptación y el respaldo de la afición hacia Quinteros parecen distar mucho de ser unánimes.
Críticas y descontento se han hecho eco en las gradas, llegando al punto de afectar directamente a su familia durante los encuentros.
El enojo de los seguidores de Vélez se manifestó de manera tangible en el último partido, donde decisiones tácticas del entrenador fueron recibidas con insultos y rechazo por parte de la hinchada.
Este ambiente hostil trascendió las barreras del deporte para involucrar personalmente a la familia de Quinteros, quienes presentes en el estadio, se vieron envueltos en un altercado con los fanáticos.
La situación escaló a tal punto que uno de los hijos del DT estuvo a punto de llegar a los golpes con algunos aficionados, un incidente captado por las cámaras y que ha resonado en el ámbito deportivo.
Este episodio no solo refleja la tensión existente entre Quinteros y una parte de la afición de Vélez, sino que también pone de manifiesto la presión y el escrutinio bajo los cuales se encuentra el entrenador. A pesar de los resultados positivos en términos de juego, la paciencia de algunos seguidores parece agotarse, evidenciando una fractura entre las expectativas y la realidad del equipo bajo su mando.
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