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Ya lo dijo Claudio Bravo, las diferencias de Ricardo Gareca con Eduardo Berizzo

La selección chilena está muy contenta con el liderazgo de Ricardo Gareca.

Por Santiago Rojas

Claudio Bravo habló muy bien de la dinámica de Gareca.

La era Gareca en la selección chilena marca un contraste profundo con la gestión previa, algo que los jugadores han notado y valorado desde el primer momento. La victoria de 3-0 sobre Albania no solo simbolizó un prometedor inicio bajo el mando del Tigre, sino también un cambio en la dinámica interna del equipo, donde la conexión humana y la claridad táctica se han convertido en los pilares fundamentales.

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Desde su llegada, Gareca ha puesto especial énfasis en la importancia de la cohesión grupal y el bienestar de sus jugadores, algo que no pasó desapercibido. La situación de Ben Brereton, quien enfrenta desafíos con el idioma español, destaca cómo Gareca prioriza la integración y el ambiente de equipo sobre las barreras lingüísticas.

"Me interesa que cada vez se ocupe más de hablar español por la convivencia dentro y fuera del juego, pero eso no lo condiciona para una convocatoria", explicó Gareca, mostrando una sensibilidad hacia la adaptación de sus jugadores.

Este enfoque contrasta notablemente con la rigidez táctica y los entrenamientos intensivos característicos de la era Berizzo, marcando una diferencia clave en la metodología. Gareca opta por prácticas más extensas y enfocadas en el juego real, una estrategia que ha resonado positivamente dentro del plantel. "Solo práctica de fútbol de 11 contra 11", destaca su método simplificado pero efectivo, en el que incluso en momentos de entrenamiento dividido por zonas, la presencia del balón es constante.

El método de Gareca conquista a los jugadores

La preparación de Gareca para el próximo partido contra Francia refleja un equipo que, más allá de respetar a sus rivales, confía en su capacidad para competir al más alto nivel. "Quiero que Chile, por la calidad de sus jugadores, se sienta cómodo", manifestó, proyectando su visión de un equipo que, independientemente de la talla del oponente, busca imponer su juego y dejar su huella en el campo.

Este enfoque humano, combinado con una claridad táctica, no solo ha conquistado el corazón de los jugadores, sino que también ha renovado el entusiasmo de la hinchada. Mientras Chile se prepara para enfrentar a Francia este martes, está claro que la influencia de Gareca ya está marcando una diferencia significativa, tanto dentro como fuera del campo.

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